Debe aclararse que todo lo indicado a continuación sobre gustos y tendencias de los pijos puede ser, y será con total garantía, modificado en breve por orden de alguna redactora de revista femenina o adolescente, quienes dictan, cuales líderes de sectas, cuáles son las preferencias de los pijos para cada temporada. El término temporada no tiene un periodo de tiempo asociado, cada vez se acorta más para así nutrir en mayor medida el consumo compulsivo. Cualquiera que se niegue a acatar las órdenes de una revista pija, cualquiera que no siga los dictámenes de la moda, queda automáticamente expulsado de esta tribu urbana.
El pelo liso y la ropa fucsia de ellas y los jerseys por los hombros y los náuticos de ellos, les hacen fácilmente reconocibles por la calle, aunque no esperemos encontrarlos por los lugares que uno suele frecuentar: sólo son visibles en verano en zonas turísticas tales como La Toja, por poner un ejemplo, en la Comunidad Gallega. También suelen llevar las Reebok blancas con cordones de colores dañinos para la vista. Y sobre todo camisetas pijas, como son las de "El niño", "Guru" "Quicksilver" y esas cosas surferas. Además el vestuario de este tipo de personas debe ser todo de marcas tales como Lacoste (marca del cocodrilo este basto). Los flequillos son habituales, generalmente semicirculares y peinados de derecha a izquierda. Los pijos jóvenes suelen salir a emborracharse y meterse de todo cada fin de semana sin que sus padres se enteren. Otra cosa común en los pijos es que suelen tener cara de pan, esto se entiende como mofletuda ojos pequeños y labios grandes, a veces acompañados por unos elegantes granos (este suele ser el más repugnante).
Los padres (médicos o abogados de profesión en un 50%) tienen la cualidad de creerse todo lo que sus hijos le cuentan ("es que papá, jo, vomité en las sábanas, saes, por culpa de una hamburguesa que me sentó mal, ¿saes?") y de colocarse en la primera fila de un acto religioso (entiéndase por primera la tercera, debido a que la primera en sí está siempre vacía, la segunda la ocupan las señoras mayores que cantan y en la tercera ya irían estos pijos).
Sus actividades más importantes son hacer creer a los padres que estudian, hablar de ropa u otros temas pijos y lo más importante... ir a las discotecas. Allí incluso llegan a mezclarse con canis camuflados. Lo que se hace allí es simular que bailan mientras intentan trincar las tías que puedan, además de tomar pastillas a más no poder y emborracharse a la media copa. Luego salen y se meten en bronca con los canis camuflados, esta clase de enfrentamiento se da porque deben impresionar a las chorvas que les rodean. La mayoría llegan a ser capillitas.
Pese a que el nombre varía de país a otro, este mal es como el reggaeton: es internacional y se niega a desaparecer. Algunas de sus formas: fresas (México), Chetos (Argentina y Uruguay), Sifrinos (Venezuela), Gomelos (Colombia) y Jotos en todas partes.
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